jueves, 5 de agosto de 2010

Día 6 – Puerto Viejo - Bocas del Toro (Panamá) – 03/08/10

Hoy hemos quedado a las 8:00 con un taxista local para aprovechar el día y llegar lo más pronto posible a Panamá, así que tras despedirnos de Pepo y Sonia subimos al taxi que nos llevara a Sixaola (40$). En principio tenia que ser un 4x4, pero al final nos recogen en un turismo que mas tarde tendrá sus dificultades para subir por alguna de las empinadas cuestas llenas de barro que nos encontramos en el camino. Tras 15 minutos de pista y barro salimos a la carretera asfaltada que nos llevara Sixaola que es el último pueblo de Costa Rica y donde tendremos que hacer los trámites de la aduana.

Sobre las 9:00 llegamos a la frontera y rellenamos los documentos de salida de Costa Rica. Aquí se nos unió un guía oficial de Panamá que nos acompañó en el cruce del famoso puente que separa ambos países. Es un puente de hierro bastante antiguo con tablones de madera y donde resulta algo difícil pasar sobre todo si pasa algún coche o camión a la vez que los peatones.

Al llegar al otro lado hacemos la cola en la aduana de Panamá y como en media hora conseguimos que nos sellen el pasaporte sin tener que pagar el billete da autobús de vuelta a Costa Rica que te obligan a comprar (una tasa encubierta, claro). Luego, nos subimos en un transporte colectivo con 4 catalanes más (5$ por persona) y nos dirigimos hasta Almirante donde cogeremos un bote (4$ por persona) para finalmente llegar al archipiélago de Bocas del Toro donde pasaremos las siguientes 3 noches en el hotel Eclypse del Mar en la isla de Bastimentos.

Llegamos al embarcadero de la isla de Colón sobre las 12:30 teniendo en cuenta que al entrar en Panamá hemos tenido que atrasar nuestros relojes una hora porque tienen una hora más que en Costa Rica. De aquí cogemos un bote pequeño para desplazarnos a la isla de Bastimentos (5$) y por fin llegamos a nuestro idílico hotel con bungalows sobre el mar. Nosotros nos hemos alojado en el edificio principal en una habitación con balconcito por unos 80$ y aunque es algo caro el lugar vale la pena.

Nos instalamos y tras una piña colada cortesía del hotel nos desplazamos en bote al pueblo de Bastimentos para comer un delicioso mero a la caribeña en el restaurante Roots.

Después de la copiosa comida nos damos una vueltecita por el pueblo, bueno por la única calle que tiene. Aquí te das cuenta de la calidad de vida que tienen, en la felicidad de los niños jugando en la calle y la paz y tranquilidad que desprende la mirada serena de la gente mayor, como si no tener nada que hacer fuera su mayor entretenimiento.

Más tarde volvemos al hotel, donde recorremos un pequeño sendero por el bosque habilitado por el hotel. En el podemos ver las ranitas, porque no tienen mas de 1 cm, de colores rojo y naranja. A pesar de ser un poco difícil de ver conseguimos hacer algunas buenas fotos.

Por último, una estupenda cena a la luz de las velas y a dormir que mañana será otro día.

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