Una vez en la carretera principal nº 1 nos dirigimos hacia Cañas y luego hacia Juntas por donde está uno de los accesos a la zona de las reservas biológicas de Santa Elena y Monteverde. Tras pasar Las Juntas, la carretera desaparece y nos encontramos una pista empinada de unos 23 km hasta llegar a Santa Elena que es la población más cercana a Monteverde. A unos 3 km de nuestro destino paramos en la cafetería Belcruz donde pudimos saborear un sabroso café espreso de la cooperativa de Monteverde y a su vez relajarnos observando a decenas de colibris que acudían a alimentarse de melaza en los bebederos. ¡Fue una aunténtica delicia después de casi 3 horas y media de viaje!
Para comer nos dirigimos al pueblo de Santa Elena que está muy próximo y probamos un restaurante de sushi porque ya habíamos comido mucha carne en los últimos días. Enfrente del restaurante había una agencia de tours y reservamos una caminata nocturna en el Bosque Eterno de Los Niños para las 17:30 por 22 $ por persona con transporte incluido. Y mientras hacíamos tiempo recorrimos las tiendas de Santa Elena y tomamos un café en la Tree House Coffee.
A las 17:30 nos recogieron en el hotel y nos llevaron a la Reserva del Bosque Eterno de los Niños, esta reserva se caracteriza por ser la reserva privada más grande de Centroamérica y se fundo gracias al esfuerzo de unos niños suizos inicialmente que recaudaron dinero para salvar el bosque nuboso y protegerlo. Al llegar nos esperaba Marvin, nuestro guía para realizar una caminata nocturna por el sendero del Bajo del Tigre. En total éramos 6 personas en la caminata y conseguimos ver algunas ranas, insectos nocturnos, arañas, gusanitos fluorescentes, luciérnagas, una tarántula, algún pájaro descansando (momotos) y eso fue todo, no conseguimos ver serpientes ni osos perezosos, pero ya sabemos que la naturaleza es caprichosa y te muestra en cada momento lo que quiere.
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