martes, 17 de agosto de 2010

Día 17 – P.N. Manuel Antonio 14/08/10

Cuando ayer conducíamos hacia Manuel Antonio nos fijamos en que la costa pacífica no se parecía a la del Caribe y al mismo tiempo se empezaba a ver cierta degradación urbanística por las localidades de Jaco y Quepos. Aquí el turismo (nacional y extranjero) parece imponer sus exigencias de ocupación del litoral, sin ningún cuidado de no dañar la estética de la costa. Esto nos sorprende mucho en un país que lleva años apostando por la conservación de su territorio y la protección del mismo. Esperamos que esta presión urbanística no acabe con estas costas tan salvajes y que para poder llegar a la playa no haya que atravesar una jungla hormigón y ladrillo.

Dicho esto, y después de haber desayunado, cogemos la mochila con los chubasqueros y un poco de agua y nos encaminamos por el camino de tierra que lleva al P. N. de Manuel Antonio, al llegar a la entrada nos encontramos con un sinfín de guías que nos ofrecen sus servicios, muy amablemente los vamos rechazando uno a uno, ya que hoy solo pretendemos andar un poco por los senderos y perdernos en alguna playa desierta del parque. Con las entradas en la mano,10 $ cada uno, accedemos al sendero principal del parque, vamos pasando grupos de turistas que atienden a las explicaciones de los guías y oímos que hace unas semanas hubo una tormenta tropical que arrasó gran parte de la zona costera del parque. Con este panorama de árboles caídos, cortados en pedazos para que no impidan el paso a los senderos, seguimos avanzando hasta encontrar las primeras indicaciones del Mirador y Playa Puerto Escondido a la izquierda. Pero en la entrada vemos un cartel de prohibido el paso, junto a un guarda del parque que nos dice que como llevamos buen calzado y el camino no esta tan mal, solo un poco embarrado, nos deja pasar. No sin antes darnos alguna recomendación sobre las mareas, por si bajamos a alguna playa. Aquí la marea puede sorprenderte en alguna playa de difícil acceso y el guarda nos avisa para que salgamos de las playas antes de las 14:00, ya que mas tarde puede ser muy difícil salir.

Tomamos el sendero hacia playa Puerto Escondido y detrás nuestra nos siguió un grupo de franceses bastante ruidosos, así que decidimos dejarles pasar para que no nos espantaran los pocos animales que pueden salir al paso. Para ver animales hay que caminar despacio y en silencio, observando todo lo que ocurre a tu alrededor. Después de 20 minutos de caminata llegamos a un cartel que nos indica que estamos en el buen camino y empezamos ha bajar una resbaladiza y embarrada pendiente, que de no ser por las cuerdas que habían habilitado no hubiéramos podido bajar (¡ahora entendemos las advertencias del guarda!).Al llegar a la playa, Juanan bajó el último tramo con la ayuda de algunas raíces y mucha suerte de no resbalar por el único acceso que había y tras una pequeña inspección del terreno decidimos que no valía la pena arriesgarse a romperse algo en el intento y decidimos volver al sendero principal a buscar otras playas mas accesibles.


Pasamos el resto de la mañana en Playa Segunda, una de las playas que están en la entrada del parque, disfrutando de un refrescante baño y observando los numerosos animales que bajan a los árboles cercanos a la playa.

Perezosos, monos cariblanca, mapaches y alguna que otra iguana que, quizás buscando la brisa marina o tal vez para robarle la mochila a algún turista despistado, se acercan sin miedo a estas maravillosas playas. Después de tomar el sol un buen rato, volvemos al hotel no sin antes ver un grupo de armadillos que rebuscaban en el suelo alguna raíz que llevarse a la boca.

Llegamos al hotel y tras una refrescante ducha nos fuimos a comer al restaurante La Esquina en el Mar en la playa de Manuel Antonio. Allí nos comimos un delicioso pargo rojo que estaba para chuparse los dedos. Y después de esta deliciosa comida nos acercamos a una de las tiendas que vimos de camino a Manuel Antonio para comprar algún regalito que al final no compramos porque los precios en esta zona están desorbitados debido al exceso de turistas, sobretodo americanos.

Ya de vuelta en el hotel aprovechamos para escribir el blog y descansar. Por la noche una cenita ligera en el hotel y a dormir que mañana será un día muy largo porque nos vamos a Corcovado en la península de La Osa.

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